martes, 8 de julio de 2014

Inercia



Ese día llegué tarde a su casa y cuando nos sentamos a conversar sobre plantas medicinales,  me lleva al jardín a ver su plantita que se la habían traído del sur, la plantita que crece en el aire. Pero algo me llamó más la atención que la singular matita, había una muñeca sentada, mirando hacia la nada, sólo sentada, con las manos hacia abajo, con el pelo de lana que le tapaba los ojos, la cabeza un poco cabizbaja, ojos negros que me perturbaba mirar y con ese foco de luz alumbrándole tenuemente el cuerpo. Esos focos tenues que tienen los pasajes de la pobla, esa luz anaranjada que nada ilumina, esa luz que sólo deja más lúgubre los pasadizos y callejones de las calles periféricas. En fin, creo que lo que me tenía con mayor intriga era la muñeca. Mire a mi amiga, la Lis, la mire con tal vez una de esas muecas picaronas que pongo sin ningún disimulo, y me dice:- ¿La viste?, es horrible, no la toques, ni se te ocurra tocarla hueona, te conozco como erí, no la saquí de ahí, no quiero más ese sueño culiao, ese sueño que me persigue desde la infancia- Claramente, al producir toda esa advertencia la excitación y expectación fueron creciendo más y más. Y puta, no quise decirle nada mejor, de todas maneras yo nunca hago esto, siempre las cosas de esta índole me dan risa y no me importan mucho, pero ésta vez la espontanea calma mezclada con el misterio, recorría mi mente impetuosa, sin dejar rincones vacíos. Entonces me puse bipolar y me quedé pensativa mirando desde la puerta de la casa a la muñeca que yacía en el rincón del patio. La Lis, mientras tanto,  muy nerviosa comenzó a recolectar limones del frondoso limonero, los que usaríamos para tomarnos unas micheladas al pasar la noche. Para amenizar la fúnebre conversación, comenzamos a hablar de los árboles que en la cuidad se pudren por dentro, esos que no crecen más ya, árboles viejos, de antaño, que nadie sabe a dónde pararan sus inmensas raíces y que por desgracia, mueren por las miserables condiciones ambientales de la metrópolis. Luego, nuestra conversación se desvió, pues empezó a contarme que cuando niña con su hermano para la noche de san juan le daban golpecitos al árbol de la higuera, que también tenía en su patio, para que así creciera, como dicen las supersticiones,  y así mágicamente comenzó a ponerse bello como lo era ahora con la ayuda de satan y su música de san juan jajaja. Y bueno, al pasar a ese tema de la mítica noche de san juan, le dije: -Ya po Lis cuéntame tu sueño- Se puso pálida y me respondió: -No, no, está ahí esa muñeca, me da miedo hablar de la huea- Pero como suelo ser insistente, la catetie tanto, que ya, me contó, no le quedó otra. La historia era: desde que le regalaron la muñeca jamás le gustó, que para más remate era la primera muñeca de su vida infantil y que en ese entonces la muñeca era más alta que mi amiga Lis, pues era una muñeca de esas articuladas, parecidas a las Rosalbas, fabricadas grandes para que sean tus compañeritas de juego, no la típica muñeca bebe. Bueno, ésta tenía esa especie de característica humana, como fingiendo ser realmente una niña. Imagínenla, era espeluznante la muñeca de mierda. Y claro, cuando la obtuvo horribles pesadillas empezaron a perturbar a la pobre Lis, donde la muñeca viva la perseguía para hacerle cosquillas, al atraparla no paraba de acosarle, se ponía a gritar la puta muñeca, gritar con un grito tan profundo y ensordecedor que la hacía sudar en la noche. Al decirme eso, le respondí: -Ah culia erí terrible alharaca, son sólo sueños de pendeja- y ahí, me contradijo:-No hueón, es que la historia no termina nah ahí,,,Muchas veces la conchetumare aparecía de la nada sentada en el sillón del living, y como era casi de mi tamaño, la confundían conmigo po hueón, pero al acercarse despejaban sus dudas. Esto, hacia retorcerse de los escalofríos a mi hermano y muchas veces a mis mis mismísimos papás- ¿Yaaaaa?, ahí si me quede anonadada mirando fijamente a la muñeca y entonces recordé que también tuve esa sugestión de la muñeca diabólica cuando niña, y comprendí su miedo y todo lo que conlleva a la historia del chuky, etc. Llegaron recuerdos a mi mente, donde estaba en la cama de mi pieza, con los ojos entre cerrados, esperando a que los juguetes desordenados del piso originen juegos o ritos extraños, pero nunca paso nada, nada más allá de mi propia imaginación y disney con toystory. De todas maneras mirar a la muñeca de esta hueona me tenía cagá miedo, no me atreví a tocarla después de lo que me contó la culia, la dura que no, sólo la miré, cómo estaba sola en el rincón, mirando hacia la pared, la luz del foco le iluminaba tenuemente el rostro, más ella sólo estaba ahí recóndita, recóndita de terrorífica inercia.  

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