miércoles, 18 de febrero de 2015

Suspender

Suspendí el pensamiento, baje las estructuras del equilibrio, me consumí como una hoja otoñal en el agua de las alcantarillas con basura urbana, absorbí lo que dejó sumergirme en el infinito placer de no sentir nada.
Quité el sonido mental, apagué los sentidos, entendí el otro idioma, me explicaron en donde estaba, atrapé un pájaro (búho) que dejó acariciar su plumaje, cerró los ojos, abrió los ojos, me miro y dijo que tuviera calma.
Florecí, flote estando de pié. besé la gravedad, bailamos abrazados, miré hacía el celeste, te quité la ropa, quité la mía, grité como pidiendo auxilio, dancé perdida, encontré lo que buscada, liberé mis facetas. comprendí la realidad, el mágico augurio se hacia realidad.
Luego comencé a despertar, ya estando despierta, mire hacia mi alrededor, los ojos que me miraban eran inocentes y conversaban sobre una loca estructura, tergiversaban sus conceptos, utilizaban palabras para comunicarse, dialectos con estructuras discordantes, se reían de un suceso paralizante. El fuego en mi pecho comenzaba a desmoronar capullos de incesantes recuerdos astrales, la música sonaba de lejos, aún tenía una configuración sagrada en mis pupilas, y me reflejaba en los ojos de los demás y creí leer sus mentes, besé al viento, hablé sobre números, partículas y estados de la materia. Luego me encerré en un capullo en forma de pirámide caí en leve paranoia, reí de mi misma, abracé el caos de la lucidez, reflexioné el ayer cuando las estructuras del equilibrio bajaron en mi, la hoja otoñal, qué hoja más devastada y hermosa, recuerdo, recordaré, el recuerdo establece contacto con mis sentidos, para siempre.

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