Después de actuar y convivir consciente,
con los árboles y sus mentes,
sin ningún pedido un día abrí los ojos y desperté dentro de uno,
el olor a eucalipto era el refugio de un hombre,
de los telepáticos arbustos,
que aguardaba como lobo,
un árbol tallado y felinos que lo protegía,
hicieron bajar la roja in-fertilidad de entre mis entrañas y piernas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario