Me odio
Tanto, que me da asco
A veces vomito del asco
Cuando al enfrentarme en la mañana a los trozos de
espejos,
Cuando sentada en el inodoro a cabeza agacha miro y veo,
Como los percudidos calzones se dividen en mis dos
peludas piernas.
Me odio
Cuando observo nuestro nido de amor,
Un arañado colchón,
Cuando el pequeño llora,
Y no voy a
socorrerlo,
Cuando prefiero seguir
comiéndome las uñas,
Y si su llanto no cesa juro que me molesta su llanto,
Le pego hasta dejarle sangrando,
Aturdido se quedará adormecido,
Encima de su único consuelo,
La cuna de cartón.
Me odio
Desgraciada la hora de colgar la ajada ropa,
Y tener que hacer
el almuerzo con el reciclaje de la feria.
Ya son las siete de la tarde, vas a llegar a gritarme,
Intentaré poner la tele a todo volumen,
A barrer la tierra que dejaron nuestros zapatos,
A tapar con toallas viejas los espejos,
A llorar para limpiarle con lagrimas la cara al niño,
A odiarnos en silencio,
Por ser todos los días la puta y la nana de esta media
agua.
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